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Control en Bariloche para cuidar al turismo estudiantil

Los hechos de descontrol en boliches, hoteles y calles de Bariloche, protagonizados por estudiantes en viaje de egresados, o por jóvenes residentes o turistas, y mayormente originados en el consumo de alcohol, fueron superados con campañas de prevención, legislación y controles estatales, informó la Subsecretaría de Turismo. Esos incidentes, sumados a estafas contra los egresados y servicios de mala calidad en la ciudad, fueron corrigiéndose en los últimos diez años a fuerza de esas acciones, pero también gracias a la concientización de empresas prestadoras en proteger el negocio y la industria, previniendo desvíos.

Control en Bariloche para cuidar al turismo estudiantil
viernes 16 de enero de 2015

Paralelamente, la ciudad también desarrolló una estrategia de control y prevención para el consumo de alcohol en jóvenes residentes o visitantes que no integran contingentes estudiantiles, entre los que sí surgen problemas regularmente, en un trabajo conjunto con el Sedronar y en un constante y severo control en locales nocturnos.

Fuentes de la Secretaría de Inspección General destacaron que en diciembre pasado se realizó en promedio un allanamiento por día, siempre ordenado por un juez, en locales o viviendas sospechosas de traficar alcohol. El martes 30, actuando en cuatro viviendas particulares, se decomisaron tres camiones que, entre otros productos, contenían 3.000 litros de bebidas alcohólicas, se informó.

La subsecretaria de Turismo de Bariloche, Silvina Bonafoux, dijo a Télam que "en la época del turismo estudiantil los controles son permanentes y severos, y hay mucha ayuda de los propios hoteleros y las empresas del sector que son conscientes de que el excesivo consumo de alcohol en los chicos les provoca problemas graves".

Todos recuerdan en Bariloche el escándalo generado por el juez platense Jorge Viviani, quien viajó como padre acompañante de un contingente del Colegio Centenario de esa ciudad, y que reaccionó con furia ante el retiro de más de cien litros de bebidas alcohólicas de alta graduación de las habitaciones de los estudiantes, casi todos menores de edad.

A partir de un recurso de Viviani ante la justicia, que no prosperó, la Municipalidad elaboró un protocolo para las inspecciones, según el cual el control debe hacerse siempre con un mayor responsable del grupo -padre o coordinador- y se debe solicitar al personal del hotel que retire las botellas con alcohol, cuya venta y consumo por parte de menores es prohibida por ordenanza.

Fuentes de la Secretaría de Inspección General señalaron a Télam que pese a la difusión de las normas y los controles "a veces hay quienes logran llevar alcohol a las habitaciones, que compran siempre con la ayuda de algún padre".

Bonafoux destacó que estos procedimientos fueron mejorando su eficiencia: "en los últimos años no se registraron inconvenientes entre los estudiantes derivados del consumo de alcohol", dijo; e informó que por año se labran alrededor de 2.200 actas de infracción. "Logramos que Bariloche sea una ciudad segura, en la que los chicos están cuidados", sostuvo.

En los boliches reservados a los egresados hay control propio y también del Estado, y es más difícil aún el consumo de alcohol de parte de menores, que deben contar con la ayuda de un padre o un compañero mayor de edad para comprar, lo que hace muy evidente la maniobra evasiva.

Paralelamente, la ciudad también desarrolló una estrategia de control y prevención para el consumo de alcohol de jóvenes residentes o de visitantes que no integran contingentes estudiantiles, entre los que sí surgen problemas regularmente.

Los incidentes más comunes se dan en la calle, entre jóvenes alcoholizados que pelean o hacen vandalismo, incluso muy cerca de las principales unidades policiales de la ciudad, que están en el Centro Cívico.

La intendenta de Bariloche, María Eugenia Martini, informó a Télam que "la prevención y control de consumo de alcohol es una de las principales tareas de la gestión, y se basa en un trabajo conjunto con el Sedronar y en un constante y severo control en locales nocturnos".

"En los últimos meses, con el acompañamiento de la justicia, hubo clausura de locales que vendían alcohol a menores y luego hicimos foco más que nada en lugares no habilitados, como casas de familia, que comenzaron a hacerlo. Todos los días recibimos nuevas denuncias y actuamos, y derivamos a la justicia las reincidencias, que derivan en denuncias penales", explicó Martini.

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