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Chispazos de curiosidad: 15 años de un programa de becas del Balseiro para adolescentes

Desde hace 15 años, un grupo de docentes del Instituto Balseiro e investigadores del Centro Atómico Bariloche realiza un concurso de monografías para despertar reflexiones en adolescentes sobre ciencia y tecnología.

Chispazos de curiosidad: 15 años de un programa de becas del Balseiro para adolescentes
sábado 18 de junio de 2016

En 2002, llegaban a Bariloche los primeros becarios de un programa que desde sus inicios ha buscado fomentar la curiosidad científica. A 15 años de aquel inicio, la “Beca Instituto Balseiro para alumnos de Enseñanza Media” tiene abierto su concurso de monografías hasta el próximo 21 de junio. En esta nota, becarios de la primera promoción comparten sus recuerdos. Además, su coordinador realiza un balance de esta iniciativa que reúne ciencia y adolescentes.

Desde hace 15 años, un grupo de docentes del Instituto Balseiro e investigadores del Centro Atómico Bariloche realiza un concurso de monografías para despertar reflexiones en adolescentes sobre ciencia y tecnología. Algunos de los temas de ediciones previas fueron: ciencia y educación, ciencia y ciencia ficción, física, ingeniería nuclear y hasta ciencia y religión. El premio es una visita de una semana de duración al campus del Instituto Balseiro y a los laboratorios del Centro Atómico Bariloche. A la vez, es una invitación a meterse de lleno en el mundo de la investigación científica y el desarrollo tecnológico.

En estos primeros 15 años, participaron del concurso casi 10 mil alumnos en representación de alrededor de mil escuelas de Argentina. Como becarios, 200 estudiantes visitaron el Centro Atómico Bariloche y el Instituto Balseiro, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). “Todos ellos ganaron sus becas con su propio esfuerzo, independientemente de sus condiciones económicas”, indica Alejandro Butera, coordinador de este programa. Agrega que el jurado que evalúa las monografías está integrado por medio centenar de docentes e investigadores.

Los inicios

La primera promoción del programa “Beca Instituto Balseiro para alumnos de Enseñanza Media” estuvo compuesta por diez adolescentes. El tema del concurso de monografías de 2002 fue “Educación, investigación científica y desarrollo tecnológico”. Butera cuenta que la expectativa era recibir ese año alrededor de 100 trabajos y que llegaron más de 800. “Algo que siempre cuento es que había que llevar a los chicos a un locutorio para que llamen a sus casas y que las fotos se sacaban con cámaras con rollo”, dice el doctor en Física y docente del Instituto Balseiro.

“Al igual que en ediciones posteriores, ese primer año tuvimos muchísimo trabajo para clasificar y leer las monografías. Para el transporte de los chicos, tuvimos el financiamiento de una empresa de turismo estudiantil. El inconveniente es que quebró justo en la semana de la pasantía. Así que los chicos se quedaron sin pasaje de vuelta hasta que por suerte se pudo solucionar con la ayuda del Centro Atómico y del Instituto Balseiro”, recuerda Butera.

“Entre todos los miembros del comité organizador, cada año elegimos el tema del concurso de monografías a partir de ideas que van surgiendo espontáneamente. Empezamos con una idea general y luego la vamos puliendo hasta que llegamos a la propuesta final. Tratamos que tenga relación con la ciencia y la educación. Buscamos fundamentalmente que los alumnos desarrollen su propia visión sobre la temática planteada”, apunta el docente, que es investigador del CONICET en el laboratorio de Resonancias Magnéticas del Centro Atómico Bariloche.

Recuerdos desde Rosario y Londres

Natalia De Vincentis, oriunda de Venado Tuerto, Santa Fe, fue una de las becarias de esa primera promoción. Para la joven, participar del concurso y ser una de las becarias fue una experiencia memorable. “Tenía 16 años, era muy tímida y era la primera vez que viajaba sola a un lugar sin conocer a nadie. Aunque una vez que subí al colectivo y conocí a otros becarios, Belén, Camila y Mariano, todos los nervios se fueron calmando”, cuenta la joven. En la actualidad, tiene 30 años, es doctora en Física por la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y trabaja en el Instituto de Física Rosario, perteneciente a la UNR y al CONICET.

Para Emiliano Cortés, también integrante de la primera camada, la experiencia marcó su adolescencia. “La beca fue un antes y después para todos. Muchos de nosotros veníamos de ciudades o pueblos muy chicos de todo el interior del país en los que no existen laboratorios de investigación y/o universidades. A esa altura ya conocíamos al abogado del pueblo, al mecánico, al contador, al comerciante, al médico... Pero ninguno de nosotros se había encontrado con un científico, ni en el supermercado”, cuenta el Licenciado en Química y también doctor por la Universidad Nacional de La Plata. En la actualidad, vive en Londres y tiene una beca Marie Curie de la Comisión Europea. Es investigador asociado en el departamento de Física del Imperial College.

Una pregunta que surge es si este programa de becas influyó en la decisión de qué carrera universitaria siguieron finalmente sus participantes. Según destaca Alejandro Butera, si bien no existen datos estadísticos de los 15 años, los organizadores de la “Beca IB…” conocen numerosos casos de ex becarios que siguieron carreras ligadas a la ciencia y tecnología, incluso muchos ingresaron a estudiar en el Balseiro. Pero conocen también muchos otros casos de ex becarios que eligieron otras opciones.

Despertar vocaciones

“La idea de este programa de becas surgió en el 2001 por iniciativa de Alejandro Fainstein. Ese año se invitó a dos chicos que habían sido ganadores de las olimpíadas internacionales de física. Y se planteó hacer algo de alcance nacional y abierto a todos los alumnos de los últimos años de la escuela secundaria a partir del 2002”, recuerda Butera. Y agrega que el fin era, más allá de qué quisieran estudiar luego en la universidad, darles la oportunidad de conocer y desmitificar la ciencia y la tecnología.

En el caso de De Vincentis, la joven afirma que desde chica pensó en dedicarse a la investigación. Por esa razón quiso participar del concurso en 2002. “La beca me dio un pantallazo sobre cómo se trabaja en investigación, y principalmente nos mostró que los científicos no son como se los representa en las películas. No son personas aisladas ó ermitañas que viven despeinadas y encerradas en un laboratorio”, describe la santafesina. Y agregó que con la beca aprendió que “los investigadores son gente normal, con familia y amigos”. Y que en su trabajo se dedican a estudiar, en equipo, cómo funciona el universo y qué se puede aprender del mismo para generar desarrollo científico y tecnológico.

Por su parte, Emiliano Cortés coincide en que la beca le brindó una pincelada de qué es hacer ciencia, dónde, quiénes y por qué se hace ciencia. “Obviamente son conceptos difíciles de transmitir pero este tipo de oportunidades te permite vivirlos, que obviamente es mucho más efectivo que leerlos o verlos por la tele”, observó el joven. Recuerda que en sus ciudades o pueblos de origen, la noticia fue una revolución. “Todos querían saber más sobre nuestra experiencia, desde los medios locales hasta los compañeros de escuela”, agrega. Y afirma que dentro de las personas influenciadas por este programa de becas, él no sólo incluiría a quienes pudieron viajar a Bariloche sino también a los miles de chicos que participaron del concurso, leyendo y preparando sus monografías.

Así, cientos de adolescentes de distintas provincias de Argentina están preparando sus monografías para participar de este certamen que ya cumple su 15º edición. Como un déjà vu, los organizadores del programa esperan una vez más recibir los escritos este mismo mes. Con unos días más o menos de diferencia de ediciones anteriores, alrededor de mediados de agosto se conocerán quiénes recibirán las becas en 2016. Y a mediados de octubre llegará al campus del Balseiro y del Centro Atómico Bariloche una nueva camada de becarios de escuelas de enseñanza media. Con nuevos sueños, con nuevos caminos por recorrer.

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