Carta abierta sobre la falta de un servicio de transporte adaptado

Había decidido, no escribir más sobre este tema. Había decidido callarme la boca y dejar que todo lo resuelva la ley divina pero ¿sabe qué? No puedo. No puedo porque mis convicciones no me lo permiten, no puedo porque mi formación y mi crianza no me lo permiten, no puedo porque mis ideales de una sociedad más justa y equitativa e igualitaria pueden más.

Así que no tuve más remedio que sentarme y contarle que soy una persona con discapacidad motora que usa una silla de ruedas para trasladarse, que paga MUCHOS remises para sus actividades. Que soy una persona con discapacidad motora que se preocupa por la inflación, que le gusta estar informada de todo lo que pasa a su alrededor, con problemas como todo el mundo.

Contarle que hace dos meses LARGOS que no tenemos trasporte adaptado porque se le fundió el motor y ahí quedó arrumbado en un depósito y dejó a mucha gente con discapacidad sin ese servicio. Sin rehabilitación, sin escuela, sin actividades de ningún tipo.

Contarle que tenemos una empresa de  trasporte público que cuenta con mini buses completamente adaptados para personas con discapacidad pero no los pone a trabajar, contarle que nuestro intendente no se preocupa por nuestras necesidades especiales y el servicio que requerimos.

En fin, contarle que tenemos una Dirección de Gestión para personas con discapacidad que se llena la boca hablando de “políticas sociales” de “proyectos laborales” que no es capaz de solucionar lo más elemental que es nuestra movilidad.

Contarle que nuestra Dirección de deporte creó hace varios años ADAM (Actividad Deportiva Adaptada Municipal) que funciona los martes, jueves y viernes en el gimnasio Número 3 y hace dos meses largos que varias personas con discapacidad no podemos asistir porque no tenemos trasporte.

Dentro de un mes y medio entramos en período de vacaciones. Es decir, toda una franja social con discapacidad volvemos a quedar arrumbados como nuestro trasporte.

El 2 de diciembre del 2016 se realizó la primera marcha por  los derechos de la persona con discapacidad. La calle Moreno se llenó de instituciones, familias de organizaciones. Me sentí orgullosa de asistir porque por primera vez nos uníamos en una sola voz.

Pero ¿saben en qué terminó todo eso? Terminó en una pelea entre nuestro querido intendente y un director de una institución. ¿Y  nosotros, y nuestro reclamo? Nuestros esfuerzos por estar, ¿dónde quedaron? ¡Sí! Señoras y señores una vez más fuimos manoseados, usados, humillados y, lo peor de todo, SIN SOLUCIONES.

La verdad es que cada vez que escribo me enfermo de vergüenza de  asco y de lástima. Lástima por una sociedad que con toda su NORMALIDAD no es capaz de reparar ni siquiera un motor del ÚNICO TRASPORTE ADAPTADO…

En fin, solo me resta decirles que soy Sandra Rivera que todavía sueña con un mundo igualitario.