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AREE, cota 900 y cambios en los objetivos de preservación ambiental de Bariloche

El arquitecto Norberto Rodriguez propone un análisis sobre criterios de preservación en el ambiente y el paisaje de nuestra ciudad. Cómo los códigos y normativas se van modificando generando un claro detrimento socio-ambiental.

AREE, cota 900 y cambios en los objetivos de preservación ambiental de Bariloche
sábado 22 de septiembre de 2018

Desde los primeros códigos o normativas en la localidad se venía manteniendo un criterio de preservación en el ambiente y el paisaje. Primero no existió en Parques Nacionales una mayor aprecio por las especies nativas respecto a las exóticas, por ello se trajeron e instalaron en algunas parcelas coníferas como la Cecuoya (sequoia ) traída de EEUU. Luego se cambió la mirada para dar mayor importancia a las especies nativas, seguramente ayudo a seguir afianzando esto la instalación la carrera de biología de la Universidad del Comahue, y por la trasmisión de esta postura de parte de muchos guías turísticos, a visitantes que en muchos casos terminaron siendo luego residentes permanentes en esta ciudad.

¿Qué paso con esa postura luego del crecimiento que se generó en el ejido municipal de Bariloche? Bueno, si bien una parte importante al oeste ya se había extendido parcialmente en forma muy temprana a mediados de siglo XX, las normas seguían siendo las planteadas por parques inicialmente, donde se proponía tener mucho más terreno sin edificar y conformando edificaciones aisladas. De allí se van planteando, primero las normas que plantean una cierta separación entre una zona antropizable o a impactar por construcciones y otros elementos dañinos al ambiente, como cloacas estacionamiento, en relación a la línea municipal del frente y en los laterales hasta las medianeras. En relación a los loteos, se fueron permitiendo a las parcelas agrícolas originales -de unas 625hs- generar una porción  para ser loteada, y el resto se convertiría en AREE o Área de Regeneración Ecológica Externa, entre otras reglamentaciones y restricciones. La provincia también intervino en regular las zonas a urbanizar, pensando en ciertos riesgos posibles como es el caso de la famosa Cota 900msnm, esta última –aunque muchos no lo saben- se relaciona solo con espacios con fuerte pendiente y bosque “protector”; donde dicho tipo de bosque funciona como forma de retener el suelo, e incluye especies exóticas o nativas, arbustos o árboles, porque todos son útiles a tal efecto.

Con el tiempo se van reduciendo estas exigencias, en menores tamaños de predios, de distancias, de superficies que se dejaban a favor de un espacio más natural que artificial, lo que es lo mismo que hablar de más paisaje natural que artificial. Pero, el resultado también se va percibiendo por los turistas, y los que regresan luego de muchas décadas ven un exagerado crecimiento urbano. Se podría buscar cuantas ciudades del tamaño y cantidad de habitantes de Bariloche están rodeadas por un parque nacional, y no se encontrarían muchas, tal vez sea la única con sus características. Más si se considera que el nivel de preservación histórico de los bosques nativos en Suramérica, como en la Patagonia, no se pueden encontrar en Europa por ejemplo, porque los han afectado durante miles de años, pero en estas regiones del sur fue muchísimo menor su deterioro, en particular aquel que rodea y existe dentro de Bariloche.

¿Por qué razón entonces no seguir cuidando el mayor atractivo para la actividad económica más importante de la ciudad, el turismo? Muchos AREE se les ha permitido realizar edificaciones, con el pretexto de ser para infraestructura urbana, turística o de esparcimiento, pero terminan siendo siempre objetivos económicos privados y no comunitarios los que prevalecen. Lamentablemente este cambio en los objetivos de preservación parecen profundizarse, más aún cuando estos AREE se ubican sobre la cota 900msnm, y se reemplaza el objetivo supuesto de la “regeneración ecológica” por inversiones, desarrollos o cualquier otra cosa que se supone destinada a beneficios económicos y no socio-ambientales.

 

Norberto Rodriguez

Arquitecto

Referente del Observatorio del Derecho a la Ciudad de Bariloche

[email protected]

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