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Cafayate no es solo buen vino: Actividades para hacer en los Valles Calchaquíes

Salta nunca dejará de ser considerada "La linda" dada la cantidad de paisajes que ofrece y la calidez de su gente. Pero recorrer los Valles Calchaquíes a través de la Ruta 68 es sinónimo de bellezas impensadas que culminan en Cafayate.

Cafayate no es solo buen vino: Actividades para hacer en los Valles Calchaquíes
lunes 09 de septiembre de 2019

Salta nunca dejará de ser considerada "La linda" dada la cantidad de paisajes que ofrece y la calidez de su gente. Pero recorrer los Valles Calchaquíes a través de la Ruta 68 es sinónimo de bellezas impensadas que culminan en Cafayate.

Desde la capital salteña, en dirección al sudoeste, los paisajes se suceden pasando desde el verde del valle hasta la zona montañosa con sus vivos colorados y el verde profundo de la vegetación húmeda, como en la zona de Alemanía, punta de los antiguos rieles que llegaban desde Salta.

Recorrer esta ruta, con sorpresivas apariciones de caseríos rodeados de animales como llamas, chivos, cabras y los "cardones" que tanto caracterizan al norte argentino, es adentrarse en las huellas que fue dejando el Río Las Conchas, que erosionó durante siglos cientos de metros de historia reflejados en los distintos colores que quedaron a la vista.

Siempre en dirección a Cafayate, uno de los atractivos turísticos más visitados es "La Garganta del Diablo", una gigantesca grieta cavada en la roca, donde los artesanos reciben a los visitantes con una amplia sonrisa y amabilidad. Más adelante, otro punto de interés es "El Anfiteatro", similar al anterior, pero distinto. Con un amplio espacio donde se reúnen artistas para aprovechar las bondades del sonido amplificado por la caverna.

El obelisco, un accidente geográfico natural que se alza sobre una pequeña montaña, llama mucho la atención, así como una piedra de gran tamaño situada a pocos metros de la ruta que nos recuerda la forma de un batracio, y por supuesto, llamada "El Sapo". Luego vienen "El Hongo" y "Las Ventanas", formaciones rocosas que anticipan la llegada a Cafayate.

Llegados al pueblo, nos encontraremos con lo que se nos fue anticipando en el ingreso: Los viñedos tan esperados. Allí se pueden visitar diferentes bodegas y degustar los exquisitos vinos como lo es el Torrontés, la cepa característica de la zona. Incluso es posible conseguir "helado de vino", en los alrededores de la plaza principal.

Cerca se encuentra la Catedral de Nuestra Señora del Rosario, que es de finales del siglo XIX, el Museo de Arqueología Calchaquí, y varios mercados de artesanos, donde el más importante está frente a la misma plaza. Se puede adquirir todo tipo de producción de cerámica artesanal, tejidos, platería y plantas ornamentales.

Una ciudad con tanta cultura enológica no puede dejar de tener su Museo de la Vid y el Vino, integrado al circuito de la Ruta del Vino. Fue creado y desarrollado por un equipo interdisciplinario dirigido por Héctor Berra y Gustavo Borlasca, un espacio "vivo", pleno de estímulos visuales y sonoros, interactivo y entretenido que contribuye al crecimiento cultural de visitantes de todas las edades.

 

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