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Un barilochense plasmó en un libro la realidad de los campos de refugiados

Se trata de David Hernández, quien acaba de presentar el libro "Ahlan Wa Sahlan", donde refleja sus vivencias junto a refugiados en Europa, Asia y África, con una recopilación de historias de familias que perdieron todo en sus países de origen.

Un barilochense plasmó en un libro la realidad de los campos de refugiados
martes 27 de octubre de 2020

David Hernández acaba de presentar el libro "Ahlan Wa Sahlan", donde refleja sus vivencias junto a refugiados en Europa, Asia y África, con una recopilación de historias de familias que perdieron todo en sus países de origen.

El título, que es una manera de decir "bienvenidos" en árabe, es justamente una forma de "dar la bienvenida" a historias protagonizadas por refugiados, tanto de los campamentos como quienes intentan reconstruir su vida y la de su familia en las grandes ciudades, muchos con apenas dinero para sobrevivir y sin la posibilidad de estudiar o trabajar.

David contó a Bariloche Opina que este trabajo, que habla de "destellos de esperanza a través del destierro, la persecusión y la violencia en Medio Oriente", no solo recopila vivencias, sino intenta retratar "aprendizajes", e incluso hay algunas historias de beduinos en el desierto.

"Estoy relacionado con el tema de la movilidad humana, la migración, los refugiados y las personas que son perseguidas a causa de su fe en diferentes contextos", explicó. "Durante años me estuve informando, leyendo y enterándome sobre el tema".

Pero en 2014 tuvo por primera vez la oportunidad de viajar a Medio Oriente, lo que "determinó un montón de cosas y cambió en muchos sentidos mi vida", ya que "me vinculó a una realidad la cual conocía somo información, y de repente todas esas estadísticas, los números, las cifras, empezaron a tener nombres, apellidos, historias, procedencias, relatos".

Ese año estuvo en Jordania donde conoció refugiados sirios, iraquíes, del Norte de África, de Sudán, y otras naciones de Asia Central. 
"Es un país de unos 9 millones de personas que en 2 años tuvieron 5 o 6 millones más. Cualquier nación colapsa en una situación así", aseveró.

Junto a un grupo de argentinos, se pusieron en contacto con personas del lugar que ya vanían trabajando con refugiados y pronto lograron sumar su esfuerzo. "Fue impresionante conocer las historias. Casi no había una familia que no haya perdido a alguien en el camino o que hayan podido planificar su salida. A muchos les aparecieron en sus casas de repente, les dijeron "El Estado Islámico llegó, subánse al auto, nos tenemos que ir", y literalmente de la noche a la mañana dejaron su vida atrás".

Estas personas primero recorrieron el interior de sus países de ciudad en ciudad, pero "cuando la situación no dio para más", tuvieron que salir como refugiados a Líbano, Turquía, Jordania, fruto de la violencia, el terrorismo, la guerra, el desarraigo y el desapego.

"Incluso muchos se estaban por recibir en sus carreras, otros se iban a casar, llenos de proyectos o padres con planes para sus hijos y de repente, fue subirse al auto con la ropa puesta: no podían llevar más que eso, salvo algún ahorro; algunos sin nada, ni documentación".

Dijo que muchas veces "se tiene la idea de que un refugiado es alguien que no tiene nada, pero estamos hablando de profesionales, gente que trabajaba para el gobierno, entidades, multinacionales, restaurantes, con bienes que tuvieron que abandonar por completo y sabiendo que no van a poder regresar".

"Para nosotros fue una lección muy grande, sobre aprender a valorar lo que uno tiene, las libertades, las garantías, los derechos, porque el refugiado cuando cruza la frontera pierde casi todo eso", continuó. "Tiene que aprender a vivir desde cero".

El libro fue tomando forma

David según cuenta, siempre fue propenso a escribir y tomar apuntes de cada actividad que realiza. Por eso, mientras trabajaba y recorría cada lugar, iba anotando nombres, historias y vivencias. Poco a poco todo eso tomó la forma de un libro.

Pero no solo se limitó a un solo viaje, ya que realizó otros cinco más. Esto significó "más personas, pero también más compromiso. Las personas que trabajan con refugiados, los que son perseguidos por su fe o por cuestiones étnicas, nos decían "no se olviden de nosotros", porque hay mucha gente de turismo social que llega, se saca una foto y se va".

Por eso, el libro no solo se limita a hacer una recopilación de historias. "Queremos poner palabras a las vivencias de quienes no son escuchados, son personas que no tienen forma de hacer trascender sus propias historias. Estuvimos en casas de refugiados que nos trajeron las fotos de todo lo que perdieron, de sus familiares, de como quedaron sus viviendas por las bombas".

Es así que desde el 2014, David trabajó junto a un equipo de argentinos que formaron la Asociación Civil "Conexión Oriental", con el propósito de difundir esta labor. "Hay muchas iglesias, organismos, ONGs, que están haciendo lo que se puede, con escuelas en las casas porque el refugiado no puede estudiar o trabajar de manera legal, teniendo comedores, llevando comida a los hogares".

Un aspecto que mencionó es que no todos terminan en un campamento de refugiados. "Los que tiene la posibilidad económica de llegar a los centros urbanos y "rebuscarse" de alguna manera, tampoco la pasan bien. Conocimos gente que llegó a Amán, la capital de Jordania y que tuvieron que alquilar un espacio de 4 x 4 ocupado por cuatro familias, porque no pueden generar ni ahorrar. Hay hacinamiento con todo lo que eso puede traer".

Por otro lado, estar en un campo de refugiados es una situación "súmamente crítica, muy vulnerable, y terrible porque prácticamente el refugiado no es dueño de su vida. No tiene proyecto. Se levanta a la mañana, come lo que Naciones Unidas le puede conseguir, utiliza la poca asistencia que existe, y lo más triste es que miles de niños nacen y mueren allí".

"Son soluciones pensadas a corto plazo, pero que se extienden por muchos años", reflexionó. Este panorama se vio agravado por la pandemia de COVID-19, sobre todo en los campamentos de Grecia y en Lesbos, o en Zaatari, que son 11 kilómetros cuadrados "con miles de tiendas, calles estrechas, barro, sin infraestructura, sin electricidad. Los protocolos son difíciles de sostener y los contagios ponen en riesgo a la mayoría de la población".

"Ahlan Wa Sahlan"

El libro se puede conseguir a través de la tienda en la página Autores de Argentina, la editorial de la obra o en Bariloche, mediante el Whatsapp /Celular +54 9 294 4537124

"Espero que sea de ayuda para salir un poco de nosotros mismos y mirar más allá", puntualizó. "Sin duda que tenemos un contexto difícil y situaciones como latinos muy complicadas, pero hay gente que tiene realidades realmente insostenibles. Si podemos aportar, cada acción cuenta". (Bariloche Opina)

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