[AUDIO] Gladys Peña: Literatura como liberación e intercambio
Nacida en San Carlos de Bariloche en 1964, Gladys Peña ejerció la docencia en Nivel Primario hasta su jubilación.
"Cualquiera de nosotros ha vivido en algún momento, algún poema". (En Epílogo de Miradas y sentires)
Nacida en San Carlos de Bariloche en 1964, Gladys Peña ejerció la docencia en Nivel Primario hasta su jubilación.
Habiendo heredado de su padre el placer hacia las letras, llevando en su memoria el estímulo brindado por docentes en intercambios literarios, siendo partícipe de talleres de narrativa con autores como Diana Amiama, Sebastián Di Silvestro, Laura Calvo y Guillermo Virues, Gladys Peña es autora del poemario Miradas y sentires de 2014, y de la novela De orilla a orilla de 2019. Por su parte, integró las antologías Más allá del color, Homenaje al amor del grupo Editorial Escritores Argentinos, y Abra palabra resultante del taller de narrativa con Sebastián Di Silvestro.
Escuchá la columna en Ideas Circulares (FM Bariloche 89.1)
Considerando el valor de la palabra como “hacer historia”, como perpetuar un proceso interno de transformación, las obras de Gladys nos hablan de una búsqueda hacia la claridad, hacia el final de un laberinto por recorrer donde el proceso creativo, cual metamorfosis, conlleva un impulso imperioso de liberación e intercambio, un recorrido por “laberintos de reflejos” desde la oscuridad hacia la luz como una catarsis, como la resolución de una duda, de un enigma, como “mudar esa sensación gastada” hasta “renovar el plumaje como el águila”.
Ficha:
Gladys Peña
- Nacida en San Carlos de Bariloche en 1964
- Docencia de Nivel Primario. Escritora Literaria
- Obras en Poesía:
Miradas y sentires por Editorial Dunken, 2014
Obra en Narrativa formato novela:
De orilla a orilla por Editorial Dunken, 2019
- Antologías en las que participó:
Más allá del color (Dunken); Homenaje al amor (Editorial Grupo de Escritores Argentinos); Abra palabra (resultante del taller literario coordinado por Sebastián Di Silvestro)
- Citas:
“…Vio cómo el fuego se apoderó de los bancos y del piso de madera. Sintió el calor en el pantalón y las llamas le hacían zancadillas. Le faltaba el aire. Abrió la puerta trasera de la casa y salió por el lavadero. Corrió y corrió, mientras indómitos dragones la empujaban, crepitando en sus oídos, hacia la boca infinita de la llanura…”
(en la novela De orilla a orilla)
De regreso
Mirando hacia adentro del espejo veo
El deseo como fruta desechada,
La alegría como página perdida
En el índice de los destinos
Y ese débil chispazo de energía
Que no motiva, que no alcanza.
¿Dónde ha quedado la atractiva
Invitación a la fiesta?
La que ofrecía beber del cántaro
La dulce poción para ser feliz
Sin más inversión que la siembra?
Voy más adentro.
Recorro un laberinto de reflejos,
Direcciones equivocadas y aciertos.
Desnudos y alertas,
Los indicios están encendidos,
Pero errantes como luciérnagas…
Me desorientan.
Entonces descubro el muro.
Allí me golpeo, me hiero, me miro,
Opaco mi brillo, me lleno de polvo,
Paso entre las rendijas de las piedras.
Y lloro, sin detenerme, lloro
Por todo lo no llorado hace tiempo.
He de regresar navegando
Por estos ríos salados
Hasta la puerta misma del espejo.
En la mansa calma de la mirada
He de descubrirme cambiada la piel,
Inquieta por volar el alma,
He de mudar esta sensación gastada
Hasta renovar plumaje como el águila.
(“De regreso” en Miradas y sentires)