El último estreno nacional que nos hace llegar el gigante rojo, nos deja gusto a poco pero también ofrece la posibilidad de acercarnos a otras películas que se han basado en novelas del mismo autor, así como otras también dirigidas por Sebastián Schindel. 

Escuchá la columna en Ideas Circulares 

Netflix acostumbra a traer grandes producciones con alto presupuesto en la puesta en escena, fotografía, otros campos técnicos, así como en la contratación de actores y actrices de renombre. En el caso de “La ira de Dios”, la fórmula se repite, esta vez, de la mano de Sebastián Schindel (“El hijo”, “Crímenes de familia”) y con las actuaciones de Diego Peretti, Juan Minujín y Macarena Achaga quien se hizo conocida por su participación en la serie “Luis Miguel”.El guión, basado en la novela “La muerte lenta de Luciana B.” de Guillermo Martínez,  fue adaptado por el mismo Schindel y quizás allí resida uno de los puntos flojos de esta película que, sin llegar a ser deficiente, no termina de destacarse como debería, teniendo en cuenta el aporte del resto de los elementos cinematográficos que le ofrece semejante producción. Al igual que la mayoría de las historias de Guillermo Martínez, “La ira de Dios” es un policial negro, que incluye elementos del thriller psicolígico y  cierta referencia a las matemáticas (disciplina originaria del autor), tales como el orden de los hechos y el juego del azar en nuestras vidas.

En este caso Peretti interpreta a Kloster, un novelista que, al momento de publicar su última creación, se ve enfrentado a un suceso que llama la atención de todo su público, a partir de lo cual la película comienza un relato en base a flashbacks y regresos al presente, en el cual se narra la historia reciente del novelista, su joven asistente Luciana (Achaga) y un periodista relacionado con ambos (Minujín).

Si bien la historia resulta interesante en un principio, va perdiendo fuerza a medida que avanza al no contar con el misterio e intriga suficiente para un policial. Tampoco ayuda la interpretación de Achaga, que tiene a cargo el personaje principal que motoriza la narración. Esto la lleva quizás a ser un policial más, sin que llegue a destacarse del montón.

Sin embargo, “La ira de Dios” puede abrirnos la puerta para mejores películas que cumplen en historia, interpretaciones y producción. El director, Sebastián Schindel, trajo hace algunos años “El Patrón: radiografía de un crimen” (disponible en Netflix), un drama con algo de thriller judicial que muestra  a un peón de campo (interpretado por Joaquín Furriel), originario del norte del país, que llega a la Ciudad de Buenos Aires, con el objetivo de tener una mejor calidad de vida para él y su esposa.

Sin embargo, al poco tiempo se ve embaucado y en condiciones de esclavitud por parte del dueño de una cadena de carnicerías. La historia va y viene entre el pasado a partir del cual se fue construyendo esta historia siniestra y el presente en el que el protagonista enfrenta un juicio por asesinato. Las actuaciones en esta película se destacan y la historia trae contenido para un interesante debate. 

Por otra parte, “Los crímenes de Oxford” (Alex de la Iglesia, 2008), está basada en novela de Guillermo Martínez, “Crímenes imperceptibles” y nos ofrece una intrigante historia en la que un joven llega a Oxford para terminar su tesis, pero se ve envuelto junto a su director de tesis, en la resolución de la misteriosa muerte de su casera. La película no solo ofrece un excelente elenco sino que además es contada con buen ritmo, sin perder el tono clásico de los policiales negros. 

“La ira de Dios” seguramente se ubique dentro de las películas más vistas en Netflix en estas semanas, sin embargo, seguramente no merezca estar dentro de la lista de las mejores del año. No obstante, nos puede inspirar para conocer otras que también están disponibles para disfrutar de un buen thriller.