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Funciona la sala de ensayo comunitaria

Se acustizó un espacio en el Barrio Abedules para facilitar el acceso a una sala de ensayo gratuita para las bandas de jóvenes de la ciudad. Los músicos conformaron una comisión para administrar el espacio y comparten los instrumentos que aportaron ellos mismos. “Un lugar, un espacio físico, es algo esencial para poder crecer musicalmente”, valoró Pedro Guillén, integrante de una de las once bandas que ya ensayan en la sala comunitaria.

Funciona la sala de ensayo comunitaria
miércoles 01 de octubre de 2014

El Centro Abedules, que durante la mañana alberga y contiene a la infancia, por la tarde se transforma en un espacio para la promoción cultural y el crecimiento de los músicos de los barrios populares, como respuesta a las dificultades planteadas por los jóvenes para contar con un lugar donde ensayar. La iniciativa participativa busca democratizar el acceso a los bienes culturales en los barrios, así como visibilizar que los jóvenes tienen sus propias formas de hacerse presentes en los temas que les importan y les son significativos.

La comuna invirtió 25 mil pesos para acustizar el lugar, cambiar la instalación eléctrica, embellecerlo y capacitar a los jóvenes. Los mismos músicos llevaron adelante el trabajo, coordinados por la Dirección de Promoción Social de la Secretaría de Desarrollo Humano, desde donde se aportó también a un especialista en acustización para capacitarlos.

Pedro Guillén, integrante de “Cerebro Urgente”, destacó que “es un espacio grande y con todas las condiciones para ensayar”, y detalló que ya son 11 las bandas, con un promedio de cinco músicos cada una, que están haciendo uso del lugar.

“Hicimos un bag line, donde una banda dejó la batería, otra una guitarra, otra un bajo, micrófonos, y entre todos lo usamos y lo cuidamos. Nos prestamos mutuamente los equipos”, explicó el joven músico. Para definir la metodología de asignación de los espacios “formamos una comisión de la sala, que se reúne los martes, y llenamos una planilla para que queden los horarios establecidos”.

Además de expresar el arte a través de la música, los jueves participan en ese mismo lugar de un taller de murales, dictado por la Escuela de Arte la Llave, y están embelleciendo las paredes interiores de la sala, para avanzar luego con el exterior.

Guillén comprendió los espacios para ensayar “son una necesidad real que pasa no sólo en Bariloche, sino en la mayoría del país. Un lugar, un espacio físico, es algo esencial para poder crecer musicalmente”.

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