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Medio Ambiente

Se celebra el Día Internacional de las Montañas

Las Naciones Unidas advierten que el reto está en determinar nuevas opciones sostenibles que beneficien a las gentes de las montañas y de las bajuras, que ayuden a erradicar la pobreza sin degradar los frágiles ecosistemas montañosos.

Se celebra el Día Internacional de las Montañas
domingo 11 de diciembre de 2016

Las Naciones Unidas advierten que el reto está en determinar nuevas opciones sostenibles que beneficien a las gentes de las montañas y de las bajuras, que ayuden a erradicar la pobreza sin degradar los frágiles ecosistemas montañosos.

Las montañas cubren entorno a un 22% de la superficie terrestre y desempeñan un papel fundamental en impulsar el crecimiento económico sostenible del planeta.

No solo proporciona sustento y bienestar a los 915 millones de personas que habitan las regiones montañosas —aproximadamente el 13% de la población mundial—, sino que las montañas también benefician a los miles de millones que viven en las llanuras.

El Día Internacional de las Montañas tiene su origen en 1992, cuando la adopción del Capítulo 13 del Programa 21 «Ordenación de los Sistemas Frágiles: Desarrollo Sostenible de las Zonas de Montaña», marca un hito en la historia del desarrollo de las zonas de montaña durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo.

El creciente interés acerca de la importancia de las montañas llevó a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas a declarar 2002 como Año Internacional de las Montañas. En esta ocasión, la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de diciembre «Día Internacional de las Montañas», a partir de 2003.

La FAO es el organismo coordinador para la preparación y festejo de esta conmemoración (DIM) y está encargada de dirigir su observancia a nivel mundial. El programa de Ordenación de Cuencas hidrográficas y montañas del Departamento Forestal es el responsable de coordinar este proceso internacional.

Las montañas ofrecen agua dulce, energía y alimentos —recursos que escasearán en las próximas décadas. Sin embargo, sus pobladores son muy pobres y sus hábitats muy vulnerables frente al cambio climático, la deforestación, la degradación de la tierra y los desastres naturales. Un tercio de la población de los países en desarrollo que reside en las montañas sufre inseguridad alimentaria y se enfrenta a la pobreza y el aislamiento.

El reto está en determinar nuevas opciones sostenibles que beneficien a las gentes de las montañas y de las bajuras, que ayuden a erradicar la pobreza sin degradar los frágiles ecosistemas montañosos.

En las montañas también nacen fuentes de agua y ríos, y han sido veneradas desde siempre por las deidades que residen en sus alturas. En los tiempos de sequía, el pueblo Kikuyu dirigía su mirada al Monte Kenya y pedía lluvias al dios Ngai. En los Andes, los incas construyeron sus templos en las cumbres más altas, a más de 6000 metros sobre el nivel del mar.

En China, tradicionalmente en las aldeas se dedicaba un templo a la deidad local de la montaña, las nubes y la lluvia. Una gran proporción de las minorías de todo el mundo viven en regiones montañosas. Generalmente son poblaciones poco numerosas, aunque en algunos casos son grupos étnicos muy grandes, como los quechuas en los Andes, los amaras en Etiopía y los tibetanos y los yi en China.

El aislamiento, consecuencia de una orografía accidentada, ha contribuido a crear y mantener intactas muchas culturas. Lamentablemente, la estabilidad de los pobladores de las alturas, con sus valores y creencias, se ve amenazada por la migración, la urbanización y los conflictos.

Los serranos desempeñan un papel fundamental en la gestión de los ecosistemas donde viven. Durante siglos, han desarrollado usos racionales del suelo, adaptaciones al cambio climático, y dietas alimenticias tradicionales y productos que son únicos y contribuyen a la biodiversidad del planeta.

Para dar respuesta a los desafíos y amenazas a nivel mundial, se requiere de enfoques integrados, holísticos y participativos que aborden todos los aspectos de la sostenibilidad. Las necesidades específicas y las interconexiones de los distintos aspectos del desarrollo sostenible en las zonas montañosas, tales como el agua, la diversidad biológica, el turismo y la infraestructura, los cuales deben ser tomados en cuenta.

Para alcanzar el desarrollo sostenible de las montañas, es fundamental que todos los actores interesados participen y se realice una sensibilización acerca de los ecosistemas de montaña, su fragilidad y problemas más importantes, así como acerca de las maneras de enfrentarlos.

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