Protección animal: Los perros de la ex Clínica Arbos

Como es de conocimiento público este edificio denominado (ex clínica Arbos) ubicado en Diagonal Capraro y Sarmiento, está abandonado hace años. Durante mucho tiempo se habló de los ladridos de los perros que desde allí se escuchaban, incluso de personas en situación de calle que ocupaban el lugar. Esta situación Si bien se conoció el drama de estas personas, jamás se habló de los perros.

Este viernes 9 de octubre por la tarde, un grupo de vecinos se acercaron al lugar y fueron recibidos por alguien que manifestó “estar varado en Bariloche hace meses” y que “el (dueño) de ese lugar es el responsable de los perros que habitan allí”. Según explicaron, en ese mismo instante cuatro perros escaparon del edificio.

No se sabe exactamente cuántos animales viven ahí, pero se habló de 10 perros y unos 5 gatos. Luego de consultar con diferentes proteccionistas de la ciudad pudimos constatar que los animales son rescatados de la calle, pero no se sabe con exactitud si estos reciben el cuidado que corresponde según ordenanza CM1931/09 de nuestra ciudad.

Por otra parte los vecinos también manifestaron que este hombre quien dice ser el dueño del lugar, es muy difícil dialogar con él. Otros dijeron que esta persona no tiene problema en entregarlos si van tener una vida mejor y que el jamás lastimaría a un perro. Esta situación lleva un arrastre de varios años. pero es evidente que ninguna autoridad ha tomado cartas en el asunto.

Se vivieron momentos de tensión cuando una conocida proteccionista de nuestra ciudad se acercó a increpar a los vecinos diciendo que los animales estaban bien por qué ella les llevaba comida y que estaban todos esterilizados. Esta realidad nos demuestra una vez más la gran problemática de los animales en nuestra ciudad.

Las autoridades policiales se hicieron presentes pero nada pudieron hacer a pesar de que los testigos constataron el estado de inanición de los canes. Así como la suciedad y el desorden en el lugar.

Los perros no tienen recreación ni acceso a ningún lugar abierto o patio, están encerrados y esto claramente afecta la psiquis de los canes, pero acá no hablamos solo de perros, hablamos de salud pública afirmaron.

Los animales que viven encerrados son más propensos a enfermarse, no solo de zoocosis (enfermedad del encierro) sino también de otras enfermedades zoonóticas transmisibles a personas y a otros animales sanos. Esos perros deben ser retirados rápidamente; por ética, por derecho animal y por cuestiones de salud pública.

¿Pero claro, a dónde irían? Refugios no hay, los hogares de tránsito están colapsados; Sanidad animal del municipio no tiene espacio.

¿Cuánto tiempo más pasarán encerrados? ¿Se puede acusar a una persona en situación de calle que rescata animales y no puede darles la atención que corresponde?

Una vez más nos encontramos frente al panorama de un estado ausente. Las opiniones están muy divididas y mientras las autoridades deciden qué hacer, los animales y las personas que viven ahí seguirán siendo víctimas del abandono.

La contraparte de la historia

Este sábado por la mañana, Saul la persona que vive dentro del lugar se comunicó conmigo muy molesto y con justa razón, ya que durante años fue blanco de las críticas por este tema y otros mas colocándolo en tela de juicio frente a una sociedad que conoce la historia solo desde la vereda para afuera.

Me explicó que es artesano, trabaja de lo que puede y vive ahí hace 6 años. Sus perros son rescatados y están esterilizados como habíamos mencionado anteriormente. Si bien existen algunos vecinos que colaboran con el alimento, en mas de una oportunidad tiene que salir a buscar comida y revolver basura juntando como sea para sus perros a quienes también les cocina.

Me explico que tiene en funcionamiento un taller para poder vender sus artesanías y también ofrece refugio para la gente en situación de calle.

Cuando llegó al lugar había personas viviendo en estado deplorable. Hoy tienen, agua, luz y esta limpio, duermen ahí, lavan la ropa y tratan de llevar una vida lo mas digna posible. Han cerrado las ventanas con pedazos de parabrisas de auto y cemento.

“Tenemos un patio en donde los animales pueden estar tranquilos. Quienes vivimos acá tenemos necesidades y muchas, pero lejos de andar quejándonos por ahí salimos a buscarnos la vida como podemos. -Yo prefiero que mis perros tengan un techo antes de que anden en la calle”, sostuvo.

“Sé. Tengo muchos problemas y más de lo que ustedes imaginan, pero después de haber vivido años en la calle en otra provincia hoy tengo la oportunidad de vivir en un lugar junto con mis animales, tal vez ellos no tengan todo lo que yo quisiera, pero tienen comida y un techo así como la gente que me acompaña.

En este momento Saul se encuentra preparando sus artesanías y espera poder venderlas con el re ingreso del turismo a nuestra ciudad. También tiene expectativas para este próximo Día de la madre. Es obvio que necesita mucha ayuda en todos los sentidos.

Las dos caras de una realidad han sido puestas de manifiesto por primera vez frente a la sociedad de Bariloche. No podemos permanecer indiferentes frente a estas situaciones.

Hay que hacer un examen de conciencia y aceptar el desafío de caminar en los zapatos del otro en pleno conocimiento de una situación. Solo así podremos cambiar el rumbo de nuestra sociedad. Esto también es valido para los funcionarios que nos gobiernan.

David Telmo