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Historia de uno de los iconos de Bariloche, el perro San Bernardo

Automáticamente cuando uno piensa en Bariloche se le vienen dos imágenes a la cabeza, el perro San Bernardo y el chocolate. Hoy te vamos a contar la historia de uno de los iconos de la ciudad.

Historia de uno de los iconos de Bariloche, el perro San Bernardo
lunes 20 de julio de 2020

El Centro Cívico de Bariloche fue el escenario de varios animales, el primero fue un mono en la década del 60’. Nadie sabe por qué al dueño del mono le pareció una excelente idea que la gente pose con este animal en los brazos para hacerse una fotografía en un clima patagónico. Luego se presentaron animales mas adecuados para la zona, tal como los ciervos, los hubo embalsamados y de cartón. Hoy en día el ciervo sur andino o huemul esta al borde de la extinción, dado a que fue objeto de caza durante mucho tiempo ya sea por deporte o por considerarlos una plaga. En la actualidad habitan solamente un 30% del área que ocupaban hace 100 años en el país.

Finalmente, con la inmigración alemana y suiza entre otros países de Europa llegó el perro San Bernardo a nuestro país. Este tipo de canes son muy tranquilos pero alegres, dado a su tamaño necesitan un gran espacio para vivir. Sus aptitudes como perro de pastoreo, guardián y de rescate le han dado la fama de ser ideal para Asistencia al Viajero. Su origen surgió entre la cruza del mastín de los Alpes, de ahí su procedencia de los Alpes suizos, con otras razas como el gran danés, el terranova o el dogo del Tíbet.

La existencia de estos perros data del siglo XVI o XVII en la frontera entre Suiza e Italia, específicamente en el Gran Monte San Bernardo, en este paso a 2500 metros sobre el nivel del mar unos monjes crearon un asilo para los viajeros de la época. El perro San Bernardo comenzó siendo un perro de vigilancia, pero luego se convirtió en un perro de rescate dada a hostilidad el clima en esa región.

El principio del famoso perro Bernhardiner, su nombre en alemán, se da cuando un fotógrafo visionario ve al perro de una comerciante de la zona vagando diariamente por el Centro Cívico. Le consultó a la vecina que le parecía la idea de fotografiar a su perro con los turistas y luego de que ella aceptara comenzó el boom. El primer fotógrafo que compró su propio perro fue Ernesto Martínez quien lo llevó a Bariloche desde Mendoza, hoy en día los cachorros de esta raza valen entre $30.000 y $40.000 pesos. Al ver que el éxito era asegurado varios colegas siguieron los pasos de Martínez y compraron sus propios animales. Uno se podía hacer la foto con ellos en el Centro Cívico o en el Cerro Catedral, en su época era un recuerdo obligado para quienes iban de vacaciones a San Carlos de Bariloche. Recuerda uno de los fotógrafos mas antiguos de la zona que antes de la digitalización de la fotografía se podían hacer alrededor de 300 retratos por día.

Con el tiempo, el peso y la importancia de los derechos de los animales cambio y trajo algunos problemas para este negocio. Miguel de Cervantes es muy conocido por haber hecho historia al escribir obras como Don Quijote de la Mancha, Rinconcente y Cortadillo donde se menciona por primera vez el juego de mesa blackjack, o su novela El coloquio de los perros, donde los animales hablan.

Posiblemente si estos perros barilochenses pudieran hablar contarían las verdades acerca de las alegrías y pesares de su trabajo. No cabe duda de que tanto los amos (fotógrafos) y mascotas se necesitan mutuamente, por lo cual a simple vista se puede observar el cariño y cuidado que los dueños le brindan a estos animales tan adorables.

Ya hace un tiempo que esta actividad se reguló, los animales tienen que estar inscriptos en un registro municipal, tener collar identificatorio, chip y ser examinados anualmente por un veterinario para que apruebe el buen estado de salud del can. Hace no más de un año, se aprobó un proyecto donde decreta que el animal no puede “trabajar” mas de tres horas y se acordó no renovar mas permisos para esta actividad, una vez que uno de los perros habilitados fallece no se le podrá otorgar uno nuevo a su dueño. Y así de apoco, poder erradicar la actividad en la ciudad. También se les prohibió estar en los puntos más turísticos de la ciudad.

Hoy en día en el Centro Cívico de San Carlos de Bariloche se puede ver de todo menos perros San Bernardo. Se han llevado a cabo varias ideas para llenar el vacío que dejaron estos hermosos y robustos perros, pero aún no han tenido éxito.

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