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Opinión

"El Plan de Desarrollo Urbano y Ambiental del Oeste, o cómo llevarse puesta (otra vez) la Carta Orgánica Municipal"

Nota de opinión de Tomás Guevara, Investigador Adjunto CONICET.

viernes 09 de abril de 2021

En algunos dirigentes políticos existe la inclinación a caer en la tentación del “legado”. Es decir, la necesidad de inventar cosas nuevas que dejen su marca en una ciudad como un objetivo en sí mismo. Para ello, buscan “barrer” con todo lo que se venía desarrollando desde gestiones anteriores, en una actitud infantil pero lamentablemente muy extendida. En Bariloche parece ser un mal bastante extendido, en particular en lo que hace a la elaboración de planes y códigos urbanos. Y la gestión de Gennuso tal vez sea un caso extremo de este mal, que atenta contra la consolidación de las instituciones y dificulta los consensos que hacen posible la vida en comunidad. La elaboración, sanción y ahora implementación del Plan de Desarrollo Urbano Ambiental del Oeste es una muestra cabal de ello.

Desde fines de 1970, diferentes informes, planes y códigos plantean que la ciudad debe crecer hacia el este y evitar seguir generando presión sobre la zona oeste, la más frágil desde el punto de vista ambiental. Esto fue reflejado tanto en el Código de Planeamiento de 1980 como en el Código Urbano de 1995. Asimismo, la Carta Orgánica de 2007 dejó una manda constitucional muy clara en materia de planificación: Se debe elaborar un Plan de Desarrollo Estratégico e Integral (PEID) que regule el desarrollo urbano y ambiental de la ciudad. Los organismos encargados de elaborar dicho plan son la Unidad de Planeamiento Estratégico (UPE), junto al Consejo de Planeamiento Estratégico (CPE). En 2015 se elaboró el Primer Esquema de dicho plan, pero hasta ahora no fue aprobado por el Concejo Municipal. Hasta tanto se elabore el PEID, la Carta Orgánica también fijó una clara prohibición de realizar loteos o subdivisiones en toda la zona del oeste que aún hoy está vigente.

En lugar de continuar con el camino fijado por la Carta Orgánica, el trabajo de la UPTE fue descontinuado por la gestión de Gennuso y el organismo fue disuelto. Por su parte, el CPE no se convocó prácticamente. En lugar de seguir el proceso iniciado, la gestión municipal se JSRN se embarcó en un proceso ad hoc que denominó “Aulas del Oeste” para la elaboración de un Plan de Desarrollo Urbano y Ambiental del Oeste para la Delegación Lago Moreno (PDUA Oeste). Como si la historia se iniciara con él, Gennuso barrió todo un acumulado de discusiones y elaboración de normas que abarcó al menos cuatro gestiones municipales diferentes desde Icare en adelante, pero que también busca barrer los procesos de gestión urbana y ambiental participativos que se remontan a la gestión de Chiche Costa, y que se expresaron en las ordenanzas 418 y 419 de 1994 y 470 de 1995.

Aprobado en diciembre de 2019, Gennuso quiere avanzar ahora con las primeras acciones urbanísticas enmarcadas en el PDUA Oeste que implican subdivisión y loteos en la zona oeste, obviando la restricción constitucional y con mínima participación ciudadana. El problema es que el PDUA Oeste NO ES el PEID que mandaba a elaborar la Carta Orgánica. Por muchos motivos, pero el principal es que sólo abarca a la Delegación Lago Moreno y no se enmarca en un Plan para toda la ciudad. Por ello, no cumple la manda constitucional y no levanta la restricción de lotear y subdividir en el oeste. Esta fue la opinión de la asesora letrada del Concejo Municipal que quedó reflejada en su dictamen al proyecto original de noviembre de 2019 y que motivó que se eliminara el artículo 2° que buscaba “levantar” la restricción.

Para peor, el Intendente ni siquiera cumple su propia normativa. Dada la evidente superposición de regulaciones, la Ordenanza que aprobó el PDUA Oeste establecía un plazo de un año para que una Comisión Especial elabore un proyecto de ordenanza para proponer la consolidación de normas. Dicha comisión no fue conformada por el Departamento Ejecutivo y no se elaboró la propuesta, cuyo plazo venció en diciembre de 2020. Por ello existen multiplicidad de normas vigentes sobre el mismo territorio.

En este contexto, resulta evidente que Gennuso tomó la decisión de llevarse puesta la Carta Orgánica Municipal, aprovechando la opacidad que le imprime su gestión a los procesos de gestión urbana y ambiental, que busca limitar la intervención de la oposición a través de la Unidad Coordinadora, eliminar la publicidad de los actos y las audiencias públicas. Es decir, barrer con cualquier vestigio de pluralidad y participación en la gestión urbana y ambiental de nuestra ciudad y concentrar toda la decisión en el Departamento Ejecutivo.

Desconocemos por qué el Intendente de Bariloche tiene tanta dificultad para trabajar con otros sectores sociales y fuerzas políticas y por qué muestra una inclinación tan fuerte a desconocer todas las instituciones y los procesos previos a su gestión, pero sin dudas este tipo de actitudes desconoce las mejoras prácticas en materia de diseño, elaboración e implementación de políticas públicas. Y, fundamentalmente, es un camino que lleva a la conflictividad y a promover quiebres en nuestra comunidad, en momentos en que más que nunca un gobernante debería promover la concordia y el entendimiento.

Tomás Guevara
Investigador Adjunto CONICET
Especialista en políticas urbanas y habitacionales

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