En una semana especial en la que las tropas norteamericanas se retiraron de Afganistán después de 20 años, nos animamos a reflexionar acerca de la difícil situación de este país a través de una película.

En este caso recomendamos "The Breadwinner / El pan de la guerra" (N. Twomey, 2017) un largometraje animado, disponible en Netflix que se puede ver y reflexionar en familia.

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A la hora de pensar en películas que hablen sobre este particular país de Asia Central, es difícil encontrar producciones que no tengan origen en Hollywood, cuya historia no esté enfocada en la invasión de E.E. U.U. y el rol de su ejército allá. No obstante, la tarea de acceder a películas realizadas por directores y directoras afganos o afganas es aún más difícil en este lado del mundo. En parte debido a que la industria gigante de norteamérica se asegura de que nos llegue todo su cine y, por otro, debido a que los años de conflicto y opresión en Afganistán han afectado el registro de las películas realizadas allá. De hecho, el documental “A flikering Truth” (Pietra Brettkelly, 2015) muestra los esfuerzos para recuperar 8000 horas de archivo audiovisual nacional. Sin embargo, no es de fácil acceso en nuestro país. 

Es así que “El pan de la guerra”, se presenta como una opción accesible y lo suficientemente profunda como para sentir y pensar acerca de la temática. 

Parvana es una niña que vive en Afganistán en el año 2001 con su familia: su padre, que es profesor pero no puede ejercer, por lo que se dedica a leer y escribir cartas para las personas que no saben hacerlo, ofreciendo su oficio en la calle; su madre, por su parte, es escritora pero, debido a las leyes impuestas por el régimen talibán, tiene prohibido leer o escribir. Además, de Pravana, la familia tiene otra hija mujer y un hijo varón de menos de un año. Puertas adentro, la familia comparte historias relatadas y la madre y el padre se ocupan de enseñar a sus hijas mujeres la lectoescritura, a pesar de estar prohibido para ellas. 

Al momento en que los talibanes llevan preso al padre de la familia, las mujeres se ven limitadas a sostenerse debido a que no pueden salir a la calle sin la compañía de un hombre. Ante esto, Pravana decide disfrazarse como un muchacho para poder conseguir el pan e intentar liberar a su padre de la prisión.

“El pan de la guerra” relata, por una  parte, la travesía de Pravana para salvar a su familia y, en paralelo, la fábula que cuenta la historia de su pueblo, utilizando diferentes técnicas de animación para cada instancia, lo cual ayuda a acompañar ambos viajes. 

En una entrevista, su directora Nora Twomey, mencionó la importancia de relatar nuestras historias como pueblos, para poder intercambiar y enriquecernos mutuamente; incluso aquellas que son historias duras y dolorosas. Así como se menciona en la película: “Las historias permanecen en nuestros corazones incluso cuando todo lo demás se ha ido”.