miércoles 1 de mayo de 2024
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Conectando lecturas: Bordelois, Barthes, Panzeri, Galeano, Montaigne, Cortázar

Conectando lecturas: Bordelois, Barthes, Panzeri, Galeano, Montaigne, Cortázar

“¿Nunca os ha sucedido, leyendo un libro, que os habéis ido parando

continuamente a lo largo de la lectura, y no por desinterés, sino al contrario, 

a causa de una gran afluencia de ideas, de excitaciones, de asociaciones? 

En una palabra, ¿no os ha pasado nunca eso de leer levantando la cabeza?”

Roland Barthes

Al leer El país que nos habla de Ivonne Bordelois levanté la cabeza en repetidas ocasiones, porque es imposible no detenerse y reflexionar sobre lo que plantea respecto al lenguaje. Este libro aborda la problemática de la lengua desde diferentes puntos de vista, pero yo solo comentaré algunas de las ideas que desarrolla y las relacionaré con otras lecturas.

Comencemos con el lenguaje académico. Bordelois afirma que suele "bordear lo ininteligible, cuando no lo ridículo" (p.159). Sostiene que en el ámbito académico "los participantes rivalizan en el empleo de una jerga impenetrable que atestigua su pertenencia al mundo superior de lo vanamente confuso y complicado” (p.160). 

La pregunta es, ¿por qué se esfuerzan en no ser entendidos? ¿Qué obtienen al utilizar palabras en extremo complicadas que solo unos pocos comprenden? Dante Panzeri, periodista argentino, en su libro Burguesía y gangsterismo en el deporte dice que existe un grupo de “personas que se empeñan en hacer creer que lo que se dice con dificultades de ser entendido por las mayorías es lo culto, lo científico, lo sabio”. 

Eduardo Galeano también reflexionó sobre este tema: "¿Será incomprensible porque es demasiado profundo lo que quiere decir? ¿Será que no puede ser dicho de otro modo y no puedo llegar a esas cumbres? ¿O será que todo ese palabrerío enmascara la nada, el vacío de decir? (...) ya que no podemos ser profundos, seamos complicados”. 

Todos en algún momento nos hicimos estas preguntas, en especial al sentirnos excluidos por no comprender lo que leemos o escuchamos. Vale aclarar que existen ciertos temas que requieren un determinado nivel de estudio, no es correcto meter todo en la misma bolsa. Pero, tal como decía Galeano y Panzeri, existen situaciones donde las palabras complicadas solo esconden la falta de profundidad. 

Para Bordelois lo que sucede con el lenguaje académico se debe a que se busca levantar una barrera para "excluir a aquellos que no han sido bendecidos con las revelaciones de la nueva semiótica" (p.161); y es parte de una política de marginación de la sociedad, que solo busca preservar para unos pocos los privilegios de un dialecto que sirve de coraza para algunos y de confusión para otros.

El segundo y último tema que comentaré en este breve texto es la poesía y el lenguaje poético. La autora señala que "cuando un poeta es verdadero, las palabras más coloquiales y sencillas, las rupturas sintácticas, los abruptos suspensos bastan para trazar la escena de la tragedia y conmovernos, sin alardes retóricos, sin hermetismos ni sentimentalismos. Estas pobres palabras talladas a cuchillo levantan de pronto un escenario imborrable, entre columnas de sólido silencio. Esto es lo que logra quien hunde la mano en las raíces del lenguaje y no es su propia vanidad. Pocos son en nuestros días los que así se atreven y así lo logran". (p 203-204)

Como expresa Bordelois, para escribir poesía no es necesario utilizar un lenguaje demasiado complejo. Quizás muchos coincidan con esta afirmación, pero también debemos reconocer que, sin importar el lenguaje utilizado, en ocasiones es difícil comprender el significado de un poema.

Siguiendo esta idea, me parece adecuado citar a Michel de Montaigne y a Julio Cortázar para intentar comprender por qué no logramos entender completamente la poesía.

El primero, en su ensayo Catón el joven, sostiene: "(la poesía) es más fácil hacerla que conocerla. En alguna escasa medida, es posible juzgarla por medio de los preceptos y el arte. Pero la buena, la suprema, la divina está por encima de reglas y razón. Cualquiera que distinga su belleza con una visión firme y segura, no la ve, como ve el esplendor del relámpago. No ejercita nuestro juicio: lo arrebata y devasta. El furor que aguijonea a quien sabe penetrarla, hiere también a un tercero al oírsela tratar y recitar". (p.298)

Por su parte, Cortázar, en una de las tantas clases de literatura que dictó en la Universidad de Berkeley, dijo: "¿Quién ha podido definir la poesía hasta hoy? Nadie. Hay dos mil definiciones que vienen desde los griegos que ya se preocupaban por el problema, y Aristóteles tiene nada menos que toda una Poética para eso, pero no hay una definición de la poesía que a mí me convenza y sobre todo que convenza a un poeta. En el fondo el único que tiene razón es ese humorista español —creo— que dijo que la poesía es eso que se queda afuera cuando hemos terminado de definir la poesía: se escapa y no está dentro de la definición".

Como anticipé al inicio, solo mencioné algunos de los temas que Bordelois desarrolla. Si deciden embarcarse en esta lectura verán que también aborda la historia de la lengua de los argentinos, la presencia del inglés en nuestra cultura, el lenguaje de los adolescentes y el lenguaje en la música. Quienes deseen leer algo similar pueden optar por La palabra amenazada de la misma escritora.

- Barthes, R. (2009), Susurros del lenguaje: más allá de la palabra y la escritura. Barcelona, España: Paidós

- Bordelois, I. (2006), El país que nos habla. Buenos Aires, Argentina: Sudamericana

- Cortázar, J. (2018), Clases de literatura- Berkeley 1980. Buenos Aires, Argentina: Alfaguara

- Panzeri, D. (2011), Burguesía y Gangsterismo en el deporte. Argentina: Capital Intelectual

- Montaigne, M. (2007), Los ensayos (según la edición de 1595 de Marie de Gournay). España: El acantilado



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