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“Eclipse”, un cuento para pensar en los otros

“Eclipse”, un cuento para pensar en los otros
sábado 10 de junio de 2023

Cuando leemos ficción, a menudo olvidamos el mundo que nos rodea y "viajamos" a otro lugar donde las cosas nos resultan ajenas. Pero, ¿qué sucede cuando un cuento o una novela nos hace reflexionar sobre cuestiones sociales? Es curioso cómo, en muchas ocasiones, las historias ficticias logran que nuestra visión de la realidad se vuelva aún más crítica.

Hace poco volví a leer Eclipse de Augusto Monterroso (lo encontrarán al final), un relato breve sobre un fray que viaja a la selva de Guatemala para realizar una labor "redentora". Me gustaría relacionar este cuento con algunos textos escritos por antropólogos para poder explicar mejor las ideas que contiene.

En el texto Alteridad y pregunta antropológica, Krotz sostiene que el viaje ha sido una de las formas de contacto cultural que ha tenido lugar a lo largo de la historia. El cuento de Monterroso nos muestra claramente una situación de viaje en la que el fray Bartolomé es enviado desde España al “nuevo mundo” para evangelizar y mejorar aquella sociedad, lo cual solo será posible si adoptan las costumbres y creencias europeas.

Aquí podríamos mencionar el concepto de etnocidio planteado por Clastres: exterminio cultural de los modos de vida de otros, considerados como malos, que deben ser transformados para que se asemejen lo más posible al modelo que se les impone. Siguiendo esta idea, el otro tiene la posibilidad de salvarse y ser mejor; pero, por supuesto, para ser mejor, debe olvidar y renunciar a su cultura.

La alteridad es la experiencia de lo extraño, es lo que nos permite ver a los demás como diferentes, es la diferencia dentro de la igualdad. Esto es precisamente lo que experimenta el fray Bartolomé y los nativos que conoce. Si no los considerara diferentes, no habría aceptado el viaje para convertirlos en iguales. Por otro lado, como afirma Krotz, la alteridad no es posible sin etnocentrismo. Es lo que nos permite entender al otro como verdaderamente otro, y es en el contacto cultural cuando el etnocentrismo suele reforzarse.

Pero, ¿qué implica el etnocentrismo? Clastres nos dice que supone medir las diferencias con nuestra propia cultura como referencia, es decir, considerar superior la propia cultura y negarnos a considerar como iguales a las demás. En este caso, la alteridad cultural siempre implica inferioridad. En El eclipse, esto se observa en la actitud del clérigo, quien intenta asustar a los nativos con sus conocimientos superiores sobre el espacio. Para él, resulta inconcebible siquiera considerar que los otros, extraños y diferentes, puedan tener acceso a esa información propia de una cultura superior. Simplemente por ser una cultura diferente, automáticamente se convierten en seres inferiores.

Teniendo en cuenta estos tres conceptos (alteridad, etnocidio y etnocentrismo), es fácil comprender el mensaje de este cuento. Considero que es útil para reflexionar sobre nuestra sociedad y su historia; no resulta difícil pensar en el proceso de colonización, en el exterminio de los pueblos originarios y en la constante discriminación hacia aquellos que provienen de culturas diferentes a la hegemónica. 

Por último, quiero agregar que, en mi opinión, este tipo de textos nos permiten acercarnos a ciertas ideas que de otra manera tal vez no serían escuchadas. Por ello, es importante valorar más nuestras lecturas e implementar una lectura crítica para apreciar correctamente lo que intentan transmitir.

Eclipse - Augusto Monterroso

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

–Si me matáis –les dijo– puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

- Clastres, Pierre. 1996. “Sobre el etnocidio”. En: Investigaciones en Antropología Política. Gedisa, Barcelona. Pp. 55-64.

- Krotz, Esteban. 1994. Alteridad y pregunta antropológica. En: Boivin, M., Rosato, A. y Arribas, V. Constructores de otredad, una introducción a la Antropología Social y Cultural. Antropofagia, Buenos Aires. Pp.16-21.

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