Hace una semana se estrenó la película sobre la muñeca Barbie, esa misma que conocemos como la que estableció estándares de belleza inalcanzables para las mujeres y que promueve el consumismo extremo.

Sí, esa misma muñeca tiene su película, financiada por la empresa que la creó, Matel, pero la historia es contada desde el ojo crítico y la perspectiva feminista de la directora Greta Gerwig (Mujercitas, Lady Bird) y de su productora y actriz principal Margot Robbie (Yo, Tonya; El lobo de Wall Street). 

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Antes de la creación de Barbie, las niñas solo podían jugar con muñecos de bebés y, por lo tanto, su juego se remitía solo al rol de madres. Ante la aparición de la muñeca Barbie, se amplió su  mundo de juegos y de fantasía sin márgenes; de este modo, las niñas podían jugar a pilotar un avión, ser médicas o presidentas.

En el mundo de Barbie las chicas son las que dominan y tienen miles de posibilidades. ¿Pero acaso es solo fantasìa? Esta es la premisa en el mundo de las muñecas y lo que se muestra en la primera parte de la película.

Allí, las escenas representan el juego tal como lo conocemos. Las Barbies se bañan sin agua, toman de un vaso vacío y, al sacarse los tacos, sus pies están en punta. Las chicas son las jefas de todo y los varones (Ken) solo existen en función de ellas. Todo es alegría y diversión. 

Sin embargo, por una falla en el sistema, Barbie (la que es llamada “la Barbie estereotípica”) debe enfrentarse al mundo real, en el que las niñas juegan con sus muñecas y se dará cuenta que de ese lado, las cosas no son con en el maravilloso “Barbieland”.

Los hombres siguen dominando pero lo hacen de manera más disimulada, las mujeres están enojadas con Barbie por establecer cánones de belleza irreales y todavía no han llegado a ser todo lo que querían o, si lo han hecho, ha sido a un costo altísimo. 

El cruce de mundos permite a Gerwig introducir todos los temas que nos vienen a la mente al pensar en el producto icónico de las infancias culturalmente invadidas y lo logra en un tono de sátira y comedia, burlándose de la mismísima muñeca y todo lo que representa, para darnos un mensaje que  permite reflexionar, reír y relajar un poco también. 

La película está maravillosamente filmada, logrando un contraste perfecto entre el mundo de fantasía a full color y el mundo real imperfecto. Margot Robbie es una Barbie más cerana a lo que alguna vez imaginamos y Ryan Gosling representa a Ken en un excelente tono cómico. Barbie entretiene y nos hace pensar y discutir a través de un producto que vale la pena ver en pantalla grande.