El contexto electoral nacional amerita reflexionar sobre las posibles amenazas al sistema democrático. El cine y, en especial los documentales, nos acercan a realidades que, si bien pueden sentirse lejanas, también pueden ayudar a entender la realidad local y actual. 

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En este caso, tres documentales internacionales que, de alguna manera, exponen tres formas más actuales en las que la democracia se ve, o ha visto, amenazada en los últimos años. Si antes quienes toman el poder por la fuerza eran los militares (acá y en toda América Latina) hoy existen otros modos que implican nuevos actores y nuevos discursos. 

“Al filo de la democracia” (2019), el documental de la brasileña Petra Costa que está disponible en Netflix, muestra en primera persona, las vivencias de la directora durante el ascenso de Lula en Brasil, el traspaso de su gobierno a Dilma Rousseff, su posterior destitución y encarcelamiento y proscripción de Lula.

Si bien la directora, hija de militantes de izquierda, lo cuenta desde un lugar muy sentido y quizás incluso con un tono de desencanto (la película culmina con el encarcelamiento de Lula), también expone esta forma de destituir gobiernos populares a través del Poder Judicial en alianza con partidos de derecha.

El famoso lawfare es una de las nuevas formas y el documental recorre los edificios del gobierno, así como los enfrentamientos en la calle durante todo el proceso, desde cerca y con un manejo íntimo del archivo audiovisual. “Al filo de la democracia” está filmado con una calidad increíble y nos acerca a una realidad que vivió nuestro país vecino no hace muchos años atrás. 

“Seremos millones” (Diego Briata y Santiago Vivacqua, 2022) se estrenó el año pasado en el Festival de Cine de Mar del Plata con la presencia de Evo Morales. El documental abunda en archivos de los inicios de Evo como líder cocalero, recorriendo la historia en dos líneas narrativas: la vida personal de Evo y la de Bolivia como parte de una América Latina con las venas abiertas al extractivismo de los imperios.

La película avanza y registra los mandatos de Evo como presidente, con sus contradicciones y méritos, hasta llegar a los días de su destitución a través de un golpe de Estado “blando”, otra de las nuevas formas de derrocamiento que no implicó la sustitución por un general, sino por aliados políticos.

Las imágenes de los días previos al exilio, escondido en la selva y el acompañamiento de las familias campesinas, son impactantes y emocionantes. Evo fue recibido en nuestro país y el documental lo sigue hasta acá y también en el regreso a su país, a su tierra.

Los diálogos con García Linera son imperdibles y la épica que transmite el documental supera el amargor del registro de los días más oscuros de la democracia boliviana. 

“Tráeme a Roger Stone / Get me Roger Stone” (M. Pehme, D. Di Mauro, D. Bank, 2017) está disponible en Netflix. La primera imagen del documental muestra a Roger Stone, quien se presenta como un experto en provocación. Este multimillonario inició su carrera como asesor con Nixon.

Lejos de ser un oustider (aquellos que se muestran por fuera del sistema tradicional de la democracia), Stone viene trabajando hace décadas con los partidos políticos clásicos de EE. UU., haciendo por todos los medios que ciertas figuras políticas asciendan al poder.

Sin importar el plan de gobierno, Roger Stone se ocupa de generar su aparición en todos los medios masivos de comunicación y que la gente hable de ellos; ya sea bien o mal, eso no importa, lo importante es que tengan notoriedad. Stone defiende la invención de noticias falsas, el ataque a oponentes a toda costa y cualquier otra forma que ayude a que su cliente llegue al poder. 

Su último cliente fue Donald Trump y Stone se ocupó de cooptar el enojo de la clase blanca trabajadora de EE. UU., en contra de los políticos tradicionales y a favor de otro multimillonario que nada tenía que ver con ese grupo de electores. Stone hablaba de “elites políticas”, en la campaña de Trump, cuando acá se habla de “castas”, por lo que el documental puede ayudar a ver el fenómeno global de esta otra amenaza a la democracia, que viene de la mano de alguien que se presenta por fuera de la política tradicional y que viene a ofrecer solo enojo, bronca y no un plan de gobierno de construcción.

La película tiene una edición ágil y clara para exponer no solo a este personaje sino las consecuencias que, asesores como él, generan en el mundo.