La película argentina Mundo Grúa (Pablo Trapero, 1999) se sumó al catálogo de Netflix y nos da la oportunidad de repasar algunas de las obras que se enmarcan en el movimiento de fines de los 90s llamado Nuevo Cine Argentino. 

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El Nuevo Cine Argentino nació a mediados de la década del noventa, en una Argentina que atravesaba una enorme crisis económica y social pero en la que también surgieron nuevos/as cineastas que retrataron y marcaron esa época.  

Fue la misma época en la que se inauguraron dos de los principales festivales de cine: el BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) y el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. La misma década en la que se promulgó la Ley del Cine que establece el autofinanciamiento de esa industria y en la que los/as jóvenes cineastas se animaron a filmar un cine diferente al conocido hasta el momento. Cineastas jóvenes, algunos/as formados en la Universidad del Cine, otros/as que habían comenzado haciendo cortometrajes premiados, que filmaban con bajos presupuestos, utilizando recursos sin tanto artificio e incluyendo actores y actrices no profesionales. 

Las historias que contaban a través de este tipo de cinematografía ya no eran épicas sino historias realistas, pequeñas e incluso  costumbristas, protagonizadas por personajes de carne y hueso que atraviesan los desafíos de la vida cotidiana en un contexto de crisis. 

En Pizza Birra Faso (Adrián Cateano y Bruno Stagnaro, 1998), que se puede ver en Youtube conocemos a un grupo de amigos (y banda delictiva de poca monta), tratando de sobrevivir en las calles de Buenos Aires. El delito se entremezcla con historias de amor, peleas, amistades, signadas por los códigos propios de la calle. 

Mundo Grúa, que se encuentra disponible en Netflix, nos cuenta la historia de Rulo, un hombre grande de mediana edad, recientemente desempleado que consigue trabajo manejando una grúa, obligado a aprender un nuevo oficio a su edad. La película muestra sus días en el trabajo, la relación con su hijo, con su madre, con una mujer que conoce y que le interesa; su migración a la Patagonia. Rulo atraviesa sus aventuras y desventuras aparentando un buen semblante a pesar de los escollos. 

En Bolivia (Adrián Caetano, 2001), un migrante boliviano sobrevive en Buenos Aires, trabajando en una modalidad de moderna explotación. En tono dramático, la película lo acompaña en el derrotero de sobrevivir sin lugar para vivir, sin vínculos ni ayuda. La película se hizo con un austero presupuesto y, sin embargo, fue reconocida tanto en las taquillas como por la crítica del momento. 

Balnearios (Mariano Llinás, 2002) es un documental al mejor estilo La aventura del hombre en el que vemos todos los clichés y lugares comunes de la rutina en un balneario de la costa argentina, reconocible para la mayoría. Desde la venta de churros y pirulines, hasta la rutina del acomodo de la reposera y la sombrilla, forman retratos de nuestro inconsciente colectivo que son narradas en off en este curioso documental que está disponible en Youtube.