Tres años sin Lucas Muñoz: Un misterio que aún no pudo resolverse

Un 14 de julio de 2016, el oficial Lucas Muñoz de la Comisaría 42° fue visto por última vez cuando iba desde su departamento en Moreno 594 hasta el barrio 2 de Abril. Casi un mes después fue hallado muerto en un descampado en Circunvalación.

Lo que pasó luego que Lucas descendió del colectivo a pocos metros de su puesto de trabajo ese jueves todavía no pudo resolverse. Apenas pasadas las 13, llamó a un compañero de trabajo avisando que estaba llegando. Desde allí se inició una intensa búsqueda que involucró a fuerzas provinciales y nacionales, rastrillajes, allanamientos y todo tipo de hipótesis.

Lucas vivía con su novia, Daniela Rodio, quien radicó la denuncia por la desaparición de Lucas. Los policías Luis Irusta y Maximiliano Morales ingresaron esa noche a la habitación sin autorización judicial. Allí revisaron la computadora personal e historial de conversaciones y sitios visitados por el Oficial Muñoz. Todo ello, actuando por cuenta propia en calidad de policía, sin autorización judicial ni conocimiento de sus superiores jerárquicos.

Pero además, el día 15 se dio de alta la línea telefónica que estaba a su nombre, ya que los ahora condenados generaron un chip y habilitaron una línea en la ciudad de Catriel.

Mientras tanto, Lucas seguía si aparecer, hasta que el 10 de agosto fue hallado muerto en un descampado. Tenía un tiro en la nuca y otro en una pierna. Estaba vestido con su uniforme, tenía su arma reglamentaria, su celular y su documentación.

Su muerte provocó que la plana mayor de la Policía de Río Negro en Bariloche fuera desplazada, y según sostuvo la Querella, sacó a la luz un pacto de silencio y una cadena de encubrimientos, postura confirmada por el juez Marcelo Barrutia.

Lucas Muñoz era también graduado como Técnico Universitario en Seguridad Ciudadana en la Universidad Nacional de Río Negro y continuaba estudiando para alcanzar la Licenciatura en otra casa de altos estudios. Era oriundo de la localidad de Ramos Mexía, donde reside su familia. Había llegado a Bariloche en octubre de 2015. (Bariloche Opina)