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Opinión

A 10 años de los crímenes policiales del Alto

Carta abierta de la abogada Marina Schifrin a 10 años del crimen de Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas.

miércoles 17 de junio de 2020

El 17 de junio de 2010, en horas de la tarde, efectivos de la Policía de Río Negro mataron a Nicolás Carrasco (un adolescente de 16 años) y a un joven de 29 años, Sergio Cárdenas, en la represión a la protesta que realizaban menos de 50 jóvenes y adolescentes en el Alto de la ciudad por el asesinato del adolescente de 15 años Diego Bonefoi perpetrado por el Cabo de la Policía de Río Negro Sergio Colombil en la madrugada de ese mismo día.

El único de los tres asesinatos que obtuvo justicia a 10 años del hecho, fue el de Diego Bonefoi. El Cabo Colombil fue condenado a 20 años de prisión (siendo que conforme al artículo 80 inciso 9 del Código Penal corresponde la pena de prisión perpetua), pero los jueces aplicaron un criterio humanista y garantista que considera a la prisión perpetua como pena cruel, inhumana y degradante. Coincido con el criterio, pero, entiendo que conforme al principio constitucional de igualdad ante la ley debe ser aplicado en todos los casos y no solamente cuando se trata de aminorar la pena a un policía. Y eso no ocurre.

Para Cárdenas y Carrasco, apenas pudo conseguirse luego de más de 8 años de lucha en las calles y en los tribunales llevar a juicio a los jefes policiales de entonces (Víctor Cufré, Jorge Villanova y Argentino Hermosa) y a los escopeteros que dispararon al cuerpo de Sergio Cárdenas con balas de plomo. Nunca se halló a los autores materiales (policías) del homicidio de Nicolás “Nino” Carrasco.

En diciembre de 2018 se condenó a 4 años de prisión a los Jefes Policiales por los homicidios culposos de Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco y a cuatro años de prisión a los tres escopeteros que mataron a Cárdenas por homicidio en riña.

Un homicidio culposo es un accidente, una muerte por negligencia. Sin embargo, a Nino Carrasco lo asesinaron dolosamente (y de haberse encontrado a los policías que lo hicieron correspondería condenarlos a prisión perpetua).

Las condenas han sido mínimas, el esfuerzo por lograrlas por quienes lucharon para ello (en las calles, en el espacio púlbico y en los tribunales) enorme.

Y ahí está la Justicia Rionegrina haciendo “dormir” la causa sin resolver los recursos que interpuso la defensa de los condenados, no hay ningún condenado preso, como si la vida de los jóvenes del Alto no valiera nada.

Por lo que conozco en 10 años de ejercicio de la profesión de abogada en Bariloche, el sistema penal no resuelve con justicia los casos de gatillo fácil, es torpe, lento e ineficaz; tampoco resuelve con justicia los casos de violencia policial (apremios, vejaciones y otros). Es un milagro lograr una condena mínima. No está a la altura de una democracia constitucional que ya tiene más de 36 años desde el 10 de diciembre de 1983.

Marina Schifrin - Abogada de la querella de Nicolás Carrasco

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