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Opinión

Dictadura sanitaria más persecución penal: Una deshumanizada, y absurda, manera de cuidarnos

Nota de Opinión por el abogado Diego Breide.

Dictadura sanitaria más persecución penal: Una deshumanizada, y absurda, manera de cuidarnos
lunes 24 de agosto de 2020

Desde la dictadura militar que no se veía un atropello estatal sobre el ejercicio y el goce de las libertades y derechos individuales y sociales -constitucionalmente protegidos- como la que viene generándose en esta cuarentena “antipandemia” que va por el record mundial de permanencia con más de cinco meses desde que fue presentada por el Presidente como un aislamiento social, preventivo y obligatorio… por 14 días nada más.

Estaba claro, al comienzo por lo menos, que la motivación, el objetivo y la finalidad era prevenir los contagios, pero a esta altura de los acontecimientos no caben dudas que las autoridades públicas, todas, absolutamente todas, ya sea de la Nación, las provincias o los municipios, no han encontrado, ni se han esforzado en encontrar, otra manera para “combatir” el virus que restringir, y en muchos casos directamente suprimir, nuestros derechos más elementales, y lo que es más grave aún, persiguiendo penalmente a los ciudadanos cuando consideran que estos infringen las disposiciones draconianas e inconstitucionales emitidas por aquellos.

Todo este escenario del cuidado de la salud pretende montarse y mostrarse desde una atalaya moral y cultural para presentarnos a la cuarentena como si esta fuera un bien ético y jurídico en sí mismo, que debe ser defendido a toda costa, aun al precio de pisotear los más elementales derechos humanos. Ejemplos sobran, y los vemos a diario a través de los noticieros -que los avalaron- y en las redes sociales, si bien ahora, después de estar superando los 150 días en este contexto, algunos periodistas y medios de comunicación comienzan a criticar el confinamiento y los abusos que este conlleva como algo excesivo e injusto en muchos casos, que no son pocos lamentablemente.

Pero lo más notable de este aislamiento preventivo y obligatorio ha sido la decisión de tratar a los actos más inocentes e inocuos de la vida cotidiana como si fueran delitos de lesa humanidad y sus autores tratados como asesinos seriales. Así se puede ver a diario a las autoridades, en nuestra provincia de Rio Negro pero que se repite en todo el país, mostrando casi como si fuera un logro en la lucha contra el crimen organizado las estadísticas de aprehensiones, detenciones, confiscación de bienes, cargos penales, penas, multas, confinamientos extremos, y todo tipo de medidas coercitivas de la libertad, de la dignidad, y vale también decirlo, de la vida. Siempre para cuidarnos, eso sí.

La estupidez distopica del Covid-19 se hizo evidente al día siguiente mismo del DNU presidencial, cuando veíamos por todos los canales de televisión como detenían primero, y perseguían después, al “surfista” despistado de la panamericana, o como ahora vemos acá mismo en nuestro querido Bariloche, después de cinco meses, a la pobre caminante dominguera con su perrito a la que cinco policías -al son del “toque de queda” dominical del ministro de salud rionegrino- la meten en un patrullero, tal como si fuera el prototipo del terrorista o del narco asesino que pone en peligro la humanidad entera. No alcanzan los patrulleros y policías para detener al ciudadano-delincuente, nuevo paradigma de la política criminal estatal. No faltara el fiscal que en un alarde de “coraje” les pueda pedir la preventiva, y muy serio y orondo te diga: vamos a caer con todo el peso de la ley porque… violaron la cuarentena.

Funcionarios que juraron respetar y hacer respetar la Constitución, en la confusión generada por la lluvia de decretos, resoluciones, disposiciones y protocolos de todo tipo han perdido el rumbo, o lo que es peor, han perdido el sentido común, es decir, la noción misma del Derecho como lo Justo. Ahora, a fuerza de decretos de necesidad y urgencia simplemente han aceptado convertirse en los “guardianes del 205”, tipo penal que ni siquiera recuerdan haber leído en la facultad, pero que hoy es el único delito que están dispuestos a perseguir, seguramente por orden del Procurador General de turno, quien en definitiva es el verdadero responsable del desquicio persecutorio penal al que hemos llegado, pensando, quizás, que el virus va a retroceder despavorido a la vista del Código Penal. Me atrevo a apostar que en algún momento, si seguimos por este camino, vamos a ver una formulación de cargos por un barbijo mal puesto o por el abrazo de un nieto a su abuelo. Si hasta se pueden escuchar las carcajadas que vienen de acá cerca nomas… de Villa Mascardi.

A lo largo de estos cinco meses son innumerables las historias que hacen hervir la sangre por lo injustas, absurdas e inhumanas, producidas en muchos casos por la brutalidad policial amparada en las decisiones de la autoridad pública, donde desde el presidente, pasando por gobernadores e intendentes, se han convertido en pequeños dictadores y autócratas en cuyas manos han tomado nuestro vida y nuestro destino, y que se excusan, siempre, bajo el “amparo” de cuidar la salud de la población pero que no han hecho otra cosa más que dar lugar a situaciones y sucesos que solo se pueden referir como inhumanos.

Como podríamos calificar sino lo ocurrido en el caso de la joven –Solange- fallecida de cáncer en Córdoba, habiéndole impedido el gobierno cordobés que su padre pudiera llegar a su lado para darle un último abrazo. No saben acaso que ningún Poder ni del Cielo ni de la Tierra puede impedir el Derecho Sagrado de que un padre despida a una hija moribunda… sin embargo nuestros gobernantes lo han logrado. Es como la gota que rebalsa la copa, copa llena de una indignación difícil de contener a lo largo de estos meses con tristes historias de abusos, de atropellos, de injusticia y de muerte, como el caso del peón rural Espinoza de Tucumán, el del joven Astudillo Castro de Pedro Luro, o el más cercano nuestro, el de la Dra. María del Carmen Martínez, abogada de Bariloche residente en Lago Puelo, que enferma de cáncer no la dejaron salir de Chubut para operarse en El Bolsón, y murió. Si algo nos queda de dignidad como sociedad, si aunque mas no sea conservamos una sombra de lo que alguna vez fue una comunidad organizada en el Derecho y la Justicia, no nos neguemos, siguiendo a Don Alfredo Zitarrosa, a beber en la fuente clara del honor, y gritemos alto y fuerte a nuestros gobernantes…. No queremos que nos cuiden más !!!!.

Diego José Breide - Abogado – Bariloche – Rio Negro

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