El otoño pinta de colores los paisajes de Bariloche

Cuando uno piensa en Bariloche, se vienen imágenes de nieve, montañas, lagos y exquisitos chocolates. Sin duda alguna son las principales atracciones de la ciudad andina que en las temporadas fuertes rebosan de visitantes. Pero el otoño tiene un encanto especial que no pasa desapercibido.

Desde fines de marzo hasta mediados de junio, el Hemisferio Sur transita el otoño que en Bariloche puede transformarse en una experiencia incomparable, con alojamientos más accesibles, precios promocionales y la posibilidad de recorrer lugares de ensueño sin la prisa de las temporadas altas.

Quienes nunca llegaron a la "Ciudad de los Lagos" en esta época, se encontrarán con un paisaje atípico, cerros con distintos matices por la cantidad de vegetación con hojas caducas, como las lengas, que van desde el amarillo hasta el rojo pintando cuadros dignos del mejor artista.

El clima, en especial en la primera parte de la estación, se mantiene con temperaturas moderadas, aunque por la noche el termómetro baja incluso hasta algunos grados bajo cero. Pero al haber poca humedad, se puede disfrutar sin mayores complicaciones. Hasta las lluvias que se dan con mayor frecuencia a esta altura del año, son soportables y le dan a los paseos un toque especial.

Un punto a destacar son los días de Semana Santa, donde desde hace unos años se instauró la Fiesta Nacional del Chocolate y que en cada edición suma propuestas para los residentes y turistas con toda la ambientación referente a las Pascuas, un atractivo extra para los más pequeños.

Por supuesto que las excursiones continúan a distintos puntos de interés, como el Cerro Catedral, la Isla Victoria con el Bosque de Arrayanes, Circuito Chico, el Cerro Tronador, Puerto Blest y los sitios históricos de la ciudad. Conocer estos lugares vestidos con los colores otoñales nos harán vivir la magia y el misterio de los bosques poblados por seres de leyenda.

Bariloche puede ser nieve y esquí en invierno, o playas y caminatas de montaña en verano, pero conocerlo en otoño vale la pena y seguramente quedará como una aventura que volveremos a repetir.