“Fallo inédito: condenaron a un productor de Canadá a pagar US$82.000 por enviar un emoji de “pulgar hacia arriba.

Para un juez, ese hecho implicó la aceptación de un contrato de entrega de lino que luego el agricultor incumplió. Esta decisión establece un precedente en cuanto al uso de emojis en la formación de contratos legales.

En una controvertida decisión judicial, un productor agropecuario de Canadá fue condenado a pagar más de 82.000 dólares canadienses por daños y perjuicios luego de que un juez resolviera que el envío de un emoji de “pulgar hacia arriba” fue suficiente para aceptar los términos de un contrato.” (Noticia de Agencia Reuters) 

La ya vieja pugna entre derecho y tecnología, con claros signos de aceptaciones al mundo digital, que hasta ayer eran impensables. 

Bueno, también para los que nacieron en 1880/90 y veían aviones en los cielos cuando tenían 40 años, lo impensable se tornaba en realidad.

Un juez que conceptúa jurisprudencia en terreno virgen y lo hace porque sitúa su cerebro un paso adelante. 

La inteligencia de hoy pasa por prever, legislar y regular, las realidades de mañana.

La comunicación cuántica viene marchando (¡como los Santos, pero con ritmo creado por ChatGPT!) y a su lado, con seguro andar, por su presente ya consolidado, desfilan las empresas digitales/algorítmicas, la IA, la impresión 3D, el neo Blockchain, Metaverso y automatización robótica.

Y esta tarea, la de adelantar con mirada moderna el Derecho Administrativo para que desde los Estados nacionales se cuente con herramientas aptas para el buen convivir con la tecnología de punta, y que ésta no sea mero dominio de espacios privados con enormes recursos y de países poderosos que disputan su dominio, Argentina debe ponerla en acción.

Ya. Y es tarde.

Osvaldo Mario Nemirovsci
Diputado Nacional mc – Río Negro